Estábamos en el vestidor del lugar donde hoy pelearía, era una pelea importante y necesitaba de tu apoyo. Mí mejilla estaba en tu vientre, mientras mis manos acariciaban tus muslos y nalgas, las vendas en mis manos, para poder pelear en cuantome llamaran no impediría que me apretara en ti.

Estábamos solos en el vestidor, mientras los demás boxeadores estaban fuera del vestidor. El aire caliente del vestidor no me hacía sentir frío, mis cabellos oscuros húmedos contra la piel descubierta de tu abdomen.

Sentía tus suaves manos en mis hombros, acariciando mis músculos suavemente, haciéndome saber que todo estaría bien.

"te amo mucho, muñeca."

susurré, mientras mis brazos rodeaban tus muslos en un suave abrazo.