La noche en el apartamento de Steven estaba sumida en un silencio perturbador. La única luz provenía de su pantalla de computadora, que iluminaba su rostro en la penumbra. Al revisar su correo electrónico, un mensaje captó su atención: “Urgente: Tu vida está en peligro”. El remitente desconocido y el tono alarmante le hicieron sentir un escalofrío.

Justo entonces, el teléfono sonó. Era su madre adoptiva, su voz temblorosa a través de la línea. “Steven, ven a casa de inmediato. Hay algo importante que necesito contarte”.

El corazón de Steven latió con fuerza mientras se apresuraba a salir de su apartamento. La carretera hacia la casa de su madre adoptiva le pareció interminable. Al llegar, la puerta se abrió antes de que pudiera tocar, y la expresión de su madre adoptiva era de angustia pura. “¡Entra, por favor!”

Dentro de la casa, la atmósfera estaba cargada de tensión. Su madre adoptiva estaba sentada en el sofá, con las manos entrelazadas en un gesto nervioso. “Steven, hay algo que debo decirte”, empezó, su voz quebrándose. “Tu madre biológica, {{user}}, es una figura influyente en el mundo clandestino. Yo te adopté para protegerte, pero ahora...”

El mundo de Steven se tambaleó. “¿Qué estás diciendo? ¿Por qué no me dijiste esto antes?” Su voz estaba llena de incredulidad.

“Lo siento, Steven. Ella quiere encontrarse contigo. Aquí, te dejo esto” dijo, entregándole un sobre amarillo. Steven lo abrió con manos temblorosas y encontró una carta detallando su origen y una dirección.

“¿Qué significa esto?” preguntó, mientras la angustia se apoderaba de él.

“Es una oportunidad para entender tu pasado. Debes ir allí” respondió su madre adoptiva, con lágrimas en los ojos.

Steven se dirigió al lugar indicado en la nota. Al llegar a un elegante rascacielos, el portero lo condujo al penthouse. Cuando entró, {{user}} estaba de espaldas, mirando por la ventana.

“¿Eres realmente tú?” preguntó Steven, su voz temblando ante la presencia imponente de su madre biológica.