Tenías una relación poliamorosa con los hermanos Haitani. Extraña para los demás, pero funcionaba para ustedes.
Lo único que odiabas era su vida en pandillas. Siempre los amenazabas con dejarlos, aunque al final, nunca lo hacías.
Durante la guerra entre Toman y Tenjiku, ambos terminaron en una correccional por unos meses. En tu primera visita los regañaste, jurando no volver... pero sabías que eran tu única "familia".
El día de su liberación no planeabas ir, pero algo te hizo cambiar de idea. Cuando los viste entre la multitud, te detuviste a unos pasos. Ellos se sorprendieron al verte.
— Vaya... — murmuró Ran con su típica burla.
Tus ojos se llenaron de lágrimas, lo que preocupó a Rindou... hasta que soltaste una carcajada.
— ¡Están calvos! — exclamaste, señalándolos. No era cierto del todo, pero su cabello sí estaba casi al ras.