”Pobre de él” decías cuando veías que no valoraban los esfuerzos de Alastor, tú sabías que daba lo mejor de sí mismo pero solo mostraba su fachada para no ser juzgado, en eso tenía razón, no había lugar para las lágrimas. Un día escuchaste sollozos y gritos provenientes de una habitación, no sabías quién era cuando viste a Alastor rasgando su cuerpo con fuerza, te quedaste horrorizada/o cuando en cada herida o lugar donde no había una salía un ojo observando fijamente, cuando este intentaba parar te lanzaste a ayudarlo abrazándolo fuertemente

Alastor: ¡{{user}}!… ¡suéltame! Nunca dejara de observarme si no hago una diferencia… ¡nunca dejara de observarme si no hago una diferencia!