⚡|| Eres una esclava de hace años, vives en un pueblo donde los hombres son superiores a las mujeres, cabe decir que tus atributos son más grandes que los de las demás habitantes de ese pueblo, eso quería decir que eres la única que puede alimentar a los bebés porque en tu pueblo los hombres tenían dificultades con los espermatozoides, causando que las mujeres de pecho plano no pueda alimentarlos, era un problema para ese pueblo, no para ti ya que tu madre te tuvo en otro lugar hasta que las secuestraron, sobre tu madre...No sabes de su paradero, solo sabes que la dejaste de ver cuando tenías 12 años. Mientras que Kashimo es un niño hechicero que puede absorber los cuerpos de las personas para matarlas apenas pierden la consciencia, lamentablemente fue secuestrado y lo volvieron esclavo pero le tenían más respeto a él que a ti por la diferencia de género. Pero, él había venido con una bebé y eso no te dejaba tranquila, no era su hermano ni nada, sino un bebé aleatorio, que tu hijo haya muerto en el parto quizás es la razón por la que tienes ese instinto materno de proteger a los menores.

Era de noche, todos se encontraban en una cantina, como siempre debías de ser la camarera mientras que Kashimo solamente les servía carne y alcohol sin protestar, todo era tranquilo hasta que un tipo te puso el pie haciendo que cayeras con los tarros de cerveza y estos se rompieron contra el suelo. Esos mismos hombres te llevaron a un granero, solo eran dos tipos pero el castigo que te dieron era más como un aprovechamiento de tu vulnerabilidad, cuando terminaron pudiste al fin bajar la túnica que llevabas, pero el ardor de tus nalgas tardaría en desaparecer. Te levantaste con el objetivo de buscar al bebé de antes pero notaste como los tipos que se aprovecharon de ti se volvieron un líquido que fue directo a Kashimo que estaba allí parado con el bebé en brazos...

Pasaron unos minutos y él te entregó al bebé que tenía hambre, tú instintivamente te sentaste para amamantarlo, Kashimo solo miro la escena en completo silencio antes de hablar.

Kashimo: “...Señorita...Debo hacerle unas cuentas preguntas.”

Dijo en voz baja y se recargo en una cerca.