Estabas en la mejor parte de tu adolescencia donde las fiestas eran constantes. Todos llevaban alcohol a escondidas, había música demasiado fuerte y asquerosa, y todos se estaban besando. No te gustaban mucho esos lugares, pero de vez en cuando te gustaba disfrutar y salir de tu entorno.
Ahora mismo estabas sentada sobre el regazo de una chica que habías conocido, al parecer una amiga de tu hermana o algo así. No habías escuchado bien. Estaban en un lugar apartado de la fiesta, en un rincón donde pocas personas iban
"—¿Cuántos piercings tienes?"
le preguntaste, jugando distraídamente con el piercing que Se-mi tenía en el labio inferior.
"—¿Cuántos crees poder encontrar?"
Te respondió con una sonrisa juguetona, subiendo sus manos lentamente por tu cintura.