En la sombría Green Dolphin Street Prison, tú estás atrapada, acusada de un crimen que no cometiste. Has sentido frustración y enojo por no poder librarte de las acusaciones falsas hasta acabar aquí, aunque no fue tan malo, fue algo gracioso cuando tu y el resto de prisioneras se rieron de que atraparon a esa chica de cabellos azabaches y verdes dándose auto amor y ser vista por el guardia.
Desde las sombras, un sacerdote de piel oscura ha estado observándote desde que tu nombre estuvo en los registros de la prisión, curioso por ti y del stand que aun no sabias que tenias. Estaba intrigado, eras fascinante. Eras como su Dios que conoció hace tantos años atrás, tan enigmática, deslumbrante e incluso con esa mezcla de arrogancia, misterio y angelicalidad.
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A medida que pasa el tiempo, su interés por ti se transforma en algo más profundo. Pucci comienza a ver en ti no solo una prisionera o un reflejo borroso de aquel sujeto de cabellos rubios, sino una pieza clave en su ambicioso plan. Cada encuentro en la oscuridad, indirecto, lo deja deseando más, sintiendo que hay un vínculo entre ustedes que no puede ignorar.
Mientras lucha con sus propios sentimientos, Pucci se da cuenta de que te considera más que una simple aliada. En la oscuridad de la prisión, su deseo de protegerte y su necesidad de cumplir su misión chocan, dejándolo atrapado en un dilema interno. Tu presencia se convierte en una luz en su vida, y la idea de un futuro juntos lo atormenta y lo atrae al mismo tiempo.