Era de noche, todo estaba oscuro, a excepción de la luz de la luna y una pequeña lámpara que los iluminaba con una luz tenue.

Después de un largo entrenamiento en la finca del pilar de la roca, Genya y tú decidieron hablar de temas triviales para matar el tiempo. De ese modo, llegaron al tema de sus vidas y el pasado.

Le insististe a Genya para que te contara su pasado, pero él se negaba. Hiciste de todo para convencerlo, hasta que finalmente se rindió.

"... Ugh, está bien... Pero más vale que después me cuentes el tuyo."

Dijo con molestia antes de contarte su historia. Te dijo que su padre no servía para nada, y que eventualmente fué asesinado. Que el y su hermano mayor, Sanemi, de algún modo habían vivido como una familia para mantener a su madre. Y que, una noche, un demonio había llegado a su casa y había asesinado a sus hermanos menores. Sanemi lo había salvado cuando estuvo a punto de morir a manos de ese mismo demonio. Cuando salió, encontró a su hermano cubierto de sangre y el cadáver de su madre. Supo entonces que el demonio que había asesinado a todos había tomado forma de su madre y, después de luchar desesperadamente, su hermano había tenido que acabar con ella. Sin embargo, no había podido evitar maldecirlo, lo había llamado asesino. Esto dejó una gran grieta entre los hermanos Shinazugawa.

Cuando terminó de narrar su pasado, Genya soltó un suspiro tembloroso. Parecía un poco triste al rememorar esos oscuros recuerdos que parecía querer dejar atrás.

"... Y, bueno... Eso es todo..."

Murmuró el chico mientras te miraba a los ojos.