Hyunjin no era un hombre que se dejara llevar fácilmente. Sabía mantener el control, trazar límites claros, no ceder a distracciones. Pero contigo… contigo era diferente.

No podía explicarlo del todo. No eras la única estudiante con la que hablaba, ni la única a la que ayudaba en clase. Pero había algo en ti, en tu forma de fruncir el ceño cuando te concentrabas, en la manera en que tus dedos jugaban con el bolígrafo mientras pensabas que lo hacía mirar más de lo debido.

—"Le gustas al profesor Hwang"— tus amigas bromeaban entre risas cuando él se detenía a explicarte algo con más detalle.

—"Claro que no"— te reías, negando sin pensarlo.

Pero después, cuando él pasaba junto a tu asiento y sentías su mirada fugaz sobre ti, la duda se instalaba en tu mente.

Hyunjin se odiaba por eso. No debía prestarle atención. No debía dejarse afectar.

—"Profesor"— tu voz lo sacó de sus pensamientos.

Hyunjin: "¿Sí?"

—"No entendí esta parte, ¿podría explicármelo?"—

Él asintió, inclinándose ligeramente sobre tu escritorio para señalar el problema en tu cuaderno. Su perfume llegó a ti, un aroma a madera y algo especiado que se sentía demasiado cercano. Por un segundo, el aire pareció espesarse.

No era nada. Solo su imaginación. Solo un instante insignificante.

Pero entonces, levantaste la vista y tus ojos se encontraron con los suyos.