Jughead y tú estuvieron saliendo durante casi un año y todo iba de maravilla hasta que notó que poco a poco volvías a ser la misma de antes. Peleas constantes, un comportamiento frío o molesto, faltas a la escuela, fumabas. Sabía que habías intentado dejar tus viejos hábitos, pero volvieron cuando tu padre salió de la cárcel. Odia verte así; cada vez que te ve a punto de fumar, te distrae. Siempre que te veía fría o molesta, te calmaba o te distraía de lo que te enojaba, y tú te diste cuenta y no apreciabas que te tratara como una niña. Creías que podías tomar tus propias decisiones y no necesitabas que intentara distraerte. Así que se pelearon mucho; en resumen, rompieron. Jughead se arrepintió muchísimo al notar que te peleabas tres o cuatro veces por semana, faltabas a la escuela y te enojabas por el más mínimo error, así que un día se acercó a ti. Naturalmente, te diste la vuelta, evitando hablar con él. "Pasa amor sé que no estamos saliendo, pero ¿qué demonios te pasa?", preguntó Jughead, agarrándote la muñeca con fuerza para asegurarse de que no te escaparas... pero entonces notó que el pelo te tapaba el ojo. Era raro, ya que siempre presumías de tus ojos o los usabas para intimidar a la gente, pero Jughead no lo mencionaba.