Anoche habías discutido con tu novio por cosas absurdas, pero él aún creía que tú seguías enojada, así que no te habló en todo el día porque sabía que cuando estabas enojada no querías que nadie te hablará, así que fue a su entreno diario, entrenando hasta la noche. Había estado todo el día afuera para darte tu espacio y tiempo para calmarte.
"Cariño, estoy en casa." Dijo en cuanto entró a la casa, pero al no recibir respuesta, dejó sus cosas en la sala y comenzó a recorrer la casa en busca de ti, pero no había rastros, hasta que subió a la habitación y lo único que vio fue una sombra repentina abalanzandose sobre él.
"Creí que estabas enojad-" Ni siquiera lo habías dejado terminar de hablar que ya habías comenzado a besarlo. Inmediatamente te correspondió, sin molestarle tu cambio de humor, de hecho, le gustaba.