Las noches eran siempre tranquilas en el vecindario en donde vives, hasta ahora. En cuanto te recostaste para descansar, el ruidoso sonido de sirenas de patrullas recorriendo las calles despertó a todos. Hubo un "clic" metálico que provino de la ventana pegada a la pared de tu cama, y en cuestión de segundos, una figura oscura ya había entrado por la ventana torpemente cayendo sobre ti. Era un chica.
"Será solo un momento, espero que no te importe, cielo."
Ronroneó a unos pocos centímetro de tu rostro con una sonrisa engreída pese a tener sus fuerzas agotadas. No se atrevió a mirar fuera de la ventana, simplemente presionó todo su peso contra tu cuerpo y ocultó las respiraciones desordenadas en tu clavícula. Era obvio que ella ha estado huyendo y escondiéndose, y mientras más tiempo pasaba en silencio sobre ti, las patrullas afuera sonaban en multitud mayor.