Eran constantes las visitas del Rey Yi Seongjin a tu hogar, siempre escoltado por sus guerreros de la guardia real.

Su obsesión hacia tu persona comenzó desde que lo rechazaste, creías que un hombre tan cruel como él no podía simplemente usarte a su antojo. Yi Seongjin comenzó con su búsqueda de conquistarte con regalos sumamente costosos, visitas constantes y como por último diversas propuestas de matrimonio.

Hoy, te encargabas de enseñarles a leer a los pequeños infantes, todos los niños al ver a Yi Seongjin, se hincaron en el suelo como muestra de respeto.

— ¿Tú no piensas hincarte? Yi Seongjin tomo un mechon de tu cabello y lo olió, incluso cerró los ojos como si disfrutará de eso — Ven aquí Te tomo del brazo y te jalo, por la forma en la que apretaba tu muñeca y te jalaba de esa manera tan brusca, era obvio que no tenía nada bueno que reclamarte. Incluso manchaba tu hanbok, con sus manos llenas de sangre