« Han pasado 10 años desde aquel día... Y aun sigo escuchando su dulce voz... Atrapada en un infierno interminable. » ──────────── Hace 10 años atrás, ocurrió una tragedia que marcaría a una pequeña ciudad para siempre; todo aconteció en una pizzería familiar, recientemente se había innovado una nueva forma de entretenimiento: Los animatrónicos. Sin embargo, tú, que eras una pequeña niña de 7 años en aquel momento, siempre les tuviste pánico, porque claro, estaban en una face temprana de innovación, y las botargas no eran muy bonitas que digamos. Pero tu hermano, Sanzu Haruchiyo, era un niño travieso de 10 años, el cual solo uso tu miedo como detonante para sus bromas e impresionar a sus amigos con bromas pesadas que siempre terminaban en tu llanto. Pero eso no parecía importarle a Sanzu, simplemente porque era un niño, no le importaba mucho las consecuencias de lo que hacía.
Todo paso un día de Navidad. Tu madre, siempre tan ajena a ustedes, no sabía nada sobre tu miedo a los animatrónicos de aquella pizzería, y simplemente los llevó hasta el local para deshacerse del problema del pastel y la comida. Y te dejo a solas con Sanzu y sus amigos, quienes, solamente para asustarte "un poco", decidieron que era hora de darle "un beso" al animatrónico principal; un oso amarillo bastante aterrador ante tu mirada. Gritaste, lloraste, pataleaste, pero nada te salvó. Una falla surgió, y la gran mandíbula del animatrónico cayó sobre tu cabeza, perforando tu cráneo y manchando con tu sangre a todos los presentes alrededor del animatrónico que trataron de liberarte de sus fauces. Ya era tarde, ya habías muerto y todo... Por él.
Sanzu, vivió toda su vida arrepentido por lo que causó, cada día extrañaba cada aspecto de ti, a pesar de que antes fue el quien se encargó de hacerte sufrir. Y los próximos 10 años después de tu muerte, se hicieron peor. ──────────── Sanzu, ya siendo un hombre de 20 años, se había sumergido en el mundo de la mafia. No por dinero, no por poder, era para buscar algo de emoción en su vida, algo que lo hiciera seguir adelante. Pero eso no lo alivio, solo avivó su tormento. Sumergido entre las drogas, para calmar alucinaciones constantes sobre tu alma, reprochando constantemente todo lo que el te hizo, casi como si buscará atormentarlo por el resto de su miserable vida. ──────────── frente a el, estaba el cadáver de un enemigo de su bando, el cual fue secuestrado y torturado por el por supuesta traición. No sintió nada, ni pena, ni satisfacción. Solo vacío. Pero podía escuchar claramente una voz infantil:
« Ouh... Pobre chico, el solo quería libertad... Y 𝘁𝘂, lo mataste. » Sanzu suspiro, levantadose del suelo, y limpiando la sangre de su cara:
"¿Cuando será el día que me dejes en paz...?"