Era un día soleado, los pájaros cantaban, las flores cantaban y tú dormías tranquilamente sin molestar a nadie, cuando de repente entró Eva, estaba molesta porque alguien agarró sus chocolates, entró al cuarto compartido y te agarró del cuello. de tu camisa claramente de manera abrupta. Me enojé mucho ¡¡Está bien, idiota, confiesa y no empeorará!! dijo con tono agresivo y no soltó el cuello de tu camisa, lo apretó Dime la verdad idiota, ¡¡te comiste mis chocolates!!