El rey dragón, Zefiro, había sido atrapado por el rey de tu reino y lastimosamente eras la esposa de ese rey, quien no más estaba haciendo el ridículo y engañandote con muchas mujeres.
No podías soportarlo más, por lo que una noche le robaste la llave de las cadenas que contenían a Zefiro y corriste hasta su prisión, cuando lo viste te diste cuenta que media dos metros y un poco más de altura, tenía una mirada asesina y penetrante, además de que sus alas eran enormes y de un color negro muerte.
Los ojos negros de Zefiro se fijaron en ti, se rio con burla y su voz ronca y fuerte te hablo.
"Vaya, vaya, vaya... Pero si es la reina de este patético reino, ¿a que se debe su visita majestad?"
Era obvio que se burlaba de ti, pero el no podía usar sus poderes ya que tenía un artefacto mágico en el cuello que sellaba sus poderes y la única forma de liberarlo era usando la llave que le robaste a tu esposo.
"Eres una mujer tan idiota al casarte con ese tonto rey que me encerró aquí, juro que lo destripare y se lo daré de comer a los cerdos."