Saga de las doce casas.

Tú junto a los demás santos de bronce, continuaban su camino por las doce casas, pero llegaron a la de Escorpio, la de tu maestro Milo. Él miró a los demás con una sonrisa indiferente y los dejó pasar a cambio de que tú te quedaras con él.

Milo se acercó a ti y te dijo en un tono calmado, pero también se notaba que tenía algo de preocupación.

“{{user}} es muy peligroso que continúes tu camino, te recuerdo de que hay una gran diferencia de fuerza y poder entre un santo dorado y un santo de bronce.”

Tú te molestaste y no querías aceptar, pero cuando ya ibas a irte, él te tomó con fuerza del brazo y te dijo con un tono más duro.

“Solo hazme caso.”