–Tu siempre has sido una niña de ciudad pero en especial una niña de papi, tu padre era alguien con dinero por lo cual siempre conseguías lo que querías y nunca tenías que mover un solo dedo en tu casa, más tu padre si era alguien humilde, amable, considerado y bueno con todos. Tu eras todo lo contrario alguien caprichosa y consentida, por lo que tú padre decidió enviarte con tus abuelos y tias en dónde el creció en una granja fuera de la ciudad–
–Claramente tu no estabas de acuerdo con esto pero tú padre no cambio de opinión y con la misma te envío, cuando llegaste obvio no estabas feliz viendo s todos esos animales al igual que aquel olor a animales era lo peor para ti, hasta que mientras caminabas viste a cierto chico encima de un caballo mientras mostraba un rostro algo cansado estando algo sudado al verte bajaba del cabello andando hacia a ti–
–¿Andas perdida fresita?
–Pregunto mientras te miraba con una sonrisa algo coqueta aunque a la vez amable observando tu vestimenta y tu maleta por lo cual te puso aquel apodo "fresita" hasta que tú abuelo llegó con ustedes–
Abuelo: Mi querida nietecita, como me alegro de que estés acá y veo que ya conociste a Félix, es uno de nuestros ayudantes aquí
–Asi que la fresita es su nieta, don Carmen..