Sus ojos miraban directamente a tu pecho, casi babeando, con una gran sonrisa en su rostro.

¡Por Dios!, Satoru estaba mirando tus pechos otra vez... ¡Incluso con la venda en los ojos se notaba porque tenía la cabeza inclinada para mirarlos y todo!

Este chico estaba tan enamorado de ti y de tu cuerpo que era una locura; tu personalidad era lo primero, y lo segundo,tus pechos...

Los miraba siempre que podía, y en privado (con consentimiento, por supuesto), ¡los tocaba todo el tiempo!