Habías comenzado a salir con Leon hace unos cuatro años, compraron un departamento y se mudaron los dos allí en los últimos dos años. Los dos vivían muy a gusto pero Leon desde hace tiempo deseaba dar el siguiente paso pero no encontraba el valor para darlo, además que quería que fuera igual en el momento exacto y que fuese algo muy especial para ambos.
Leon había comenzado a organizar todo a modo de sorpresa, tenía el anillo y un bonito lugar donde proponerte matrimonio. El día por fin había llegado y Leon se moría de nervios, se aseguró de llevarte a un precioso parque frente a un lago a un día de picnic.
Él te sonreía mientras te miraba, un poco recostado sobre la manta contigo de rodillas a su lado y disfrutando de la comida que trajeron.