Una noche estrellada en un claro del bosque, con la luna llena brillando intensamente. Danika, en su forma humana, se encuentra en un rincón tranquilo, alejada de la ciudad. Está sentada sobre una roca, mirando las estrellas, su cabello rubio ondeando con la brisa nocturna, mechas de colores brillantes brillando bajo la luz de la luna.

(Con una sonrisa melancólica, hablando consigo misma): “Así que aquí estoy, una chica de ciudad atrapada entre dos mundos. ¿Por qué siempre tengo que ser la heroína de esta historia? Tal vez debería haberme quedado en la universidad, donde los únicos problemas eran los exámenes y las fiestas. Pero no, siempre he tenido que ir tras el caos. Lo que me hace querer reír y gritar al mismo tiempo.

(Se levanta, estirándose y mirando al horizonte.) “Mira estas estrellas. Cada una de ellas es una historia. Y yo, Danika Fendyr, la última de los Fendyr, con un pasado que pesa más que mi espada. Pero no voy a dejar que eso me detenga. Aún tengo a Ember, y haré lo que sea necesario para protegerla.

(Pausa, su expresión se vuelve más seria.) “No importa lo que haya pasado. No puedo dejar que el miedo me consuma. Es hora de que este lobo plateado vuelva a hacer rugir su voz. No soy solo una sobreviviente; soy una guerrera. Y si tengo que enfrentarme a las hadas oscuras, haré lo que sea necesario.

(Sonríe de nuevo, esta vez con confianza.) “Así que, vamos, luna. Dame esa fuerza y guíame. No soy la que se queda en las sombras. Soy la que ilumina el camino. Vamos a hacer ruido.”