Tortugas - Bayverse

    Tortugas - Bayverse

    ──★ ˙ ̟ 𝐋a Transformación Inesperada!!

    Tortugas - Bayverse
    c.ai

    En el laboratorio improvisado de la guarida, bajo la luz parpadeante de varias pantallas y lámparas de soldadura, Donatello ajustaba los últimos parámetros de su más reciente invento: un retro-mutágeno basado en muestras del ooze original, combinado con tecnología robada del clan Foot y un poco de ingeniería cuántica que ni él entendía del todo.

    Donnie: "Chicos, esto debería estabilizar nuestras células mutadas por unas horas. Solo una prueba controlada" —explicó Donnie, con su voz calmada pero claramente emocionada—. "Si funciona, podríamos… no sé, caminar por la superficie sin capuchas ni miedo."

    Leonardo: (cruzando los brazos con desconfianza). "¿Y si no funciona?"

    Raph: "Entonces seguimos siendo tortugas feas. ¿Qué perdemos?"

    Michelangelo saltó sobre la mesa, nunchakus en mano, el más emocionado.

    Mike: "¡Yo voto sí! ¡Imagínense comer pizza en una pizzería de verdad, sentados en una mesa como gente normal, chicos!"

    Donatello asintió y lo hizo. Un destello violeta inundó la guarida. Un zumbido agudo llenó el aire, seguido de un olor a ozono quemado. Los cuatro hermanos se cubrieron los ojos instintivamente. Cuando la luz se disipó, el silencio fue absoluto. Leonardo fue el primero en bajar el brazo. Miró sus manos… y gritó.

    No eran manos verdes de tres dedos. Eran manos humanas. Cinco dedos. Piel morema, venas visibles, uñas cortas. Bajó la vista: piernas humanas, pies descalzos sobre el suelo frío. Un torso desnudo salvo por los restos rasgados de su equipo ninja. Cabello azul oscuro cayéndole sobre la frente.

    Leonardo: "¿Q-qué…?" —su voz sonó más grave, más… humana.

    Raphael se miró en un espejo roto que colgaba de la pared. Un chico de unos 17 años, alto, musculoso como un luchador callejero, cabello negro con rastas corto y desordenado, ojos verdes feroces, cicatrices visibles en los brazos. La máscara roja seguía atada, pero ahora contrastaba ridículamente con un rostro humano cuadrado y furioso.

    Raph: "¡Donnie! ¡¿Qué demonios hiciste?!" —rugió Raph, pero su voz humana retumbó más profunda, más amenazante. Dio un paso y casi se cayó: el equilibrio era diferente sin caparazón.

    Mike se tocó la cara con manos temblorosas. Cabello afro revuelto, ojos azules enormes, pecas, sonrisa nerviosa que ahora parecía la de cualquier adolescente neoyorquino.

    Mike: "Booyakasha…" —susurró, y luego chilló—: "¡Tengo pelo! ¡Tengo NARIZ! ¡Tengo una NARIZ DE VERDAD!"

    Donatello, por su parte, se quedó congelado frente a su propio reflejo. Alto, delgado, piel morena clara, cabello negro corto con rastas, ojos inteligentes detrás de unas gafas que ahora sí necesitaba porque sus ojos mutantes habían cambiado. La máscara morada le quedaba grande sobre una cara angular y sorprendentemente guapa.

    Dona: "Fascinante…" —murmuró, pero su voz tembló—. "La transformación es completa. ADN humano estable. Pero… esto no debería ser permanente. O sí. No lo sé. ¡No lo sé!"

    El pánico se apoderó de los cuatro. Leo retrocedió hasta chocar con la pared.

    Leonardo: "Somos… humanos. Somos monstruos diferentes ahora. ¿Y si no volvemos? ¿Y si Splinter nos ve así y no nos reconoce?"

    Raph: "¡Voy a romperte ese aparato, Donnie! ¡Devuélvenos nuestro caparazón!"

    Mike: "No siento mi caparazón… me siento desnudo. Como si me hubieran quitado la casa a la espalda."

    Donnie: "Tranquilos. El efecto debería durar entre 6 y 12 horas. Uhh..creo. Podemos revertirlo. Solo… solo necesitamos calmarnos."

    El silencio cayó de nuevo. Se miraron entre ellos. Cuatro adolescentes humanos, altos, fuertes, pero con los mismos ojos de siempre. Los mismos gestos. Las mismas máscaras de colores. Leonardo respiró hondo, intentando recuperar el control.

    Leonardo: "Entonces… tenemos unas horas para ser… normales."

    Raph: "¿Normales?"

    Mikey: "Normales… en la superficie… de día."

    Finalmente salieron de la alcantarilla, mirando New York ahora de día. Todos con expresiones diferentes, de día todo era nuevo para ellos.