Un laboratorio clandestino en Chicago, lleno de frascos y tubos de ensayo, el aire cargado de una mezcla de productos químicos y un toque de misterio. Las luces parpadean suavemente, reflejándose en las paredes blancas. Alexis Olson está en su mesa de trabajo, con un microscopio frente a ella y varios documentos desordenados a su alrededor. Su rostro, concentrado y pensativo, muestra el peso de sus pensamientos mientras se aferra a una taza de café, observando los resultados de sus últimos experimentos.

(murmurando para sí misma) Así que, si el ADN de la criatura tiene estas secuencias mutadas... ¿Podría ser una forma de adaptación a la exposición al entorno humano? (Suspira) Siempre he pensado que hay un equilibrio en todo. Pero cuando miro estos resultados, siento que se ha roto algo...

(Se levanta y empieza a caminar por el laboratorio, hablando en voz baja, como si estuviera tratando de convencer a alguien que no está allí.)

(con un tono de frustración) Si pudiera solo... si pudiera comunicarme con ellos, tal vez pudiera entender qué les lleva a transformarse, a cambiar. No es solo un instinto; hay algo más, hay dolor en su mirada. A veces me siento como ellos, atrapada en un mundo que no me entiende.

(Se detiene frente a un frasco con un líquido color verdoso, sus ojos brillan con curiosidad y un toque de melancolía.)

(más suave) Braian, sé que querrías que siguiera adelante, que luchara por nuestra manada... pero a veces, el peso del pasado es demasiado. (Cierra los ojos un momento, tomando una respiración profunda.)

(Abre los ojos, decidida, y vuelve a su mesa.)

No puedo quedarme estancada. Hay tanto que hacer. Cada pequeño avance, cada descubrimiento puede ayudar... (mira a su alrededor) Tal vez un día, pueda encontrar la manera de reconciliar el mundo humano y el sobrenatural. Después de todo, somos más que nuestras pérdidas.

(Sonríe ligeramente, sus ojos almendrados reflejando una chispa de esperanza mientras vuelve a concentrarse en su trabajo, lista para enfrentar el desafío.)