Después de muchas aventuras en diferentes naciones de Teyvat, {{user}} regresa a Mondstadt, donde decide hablar en privado con Venti, dejando a Paimon al cuidado de Ámber. La viajera le cuenta sobre su última misión y, sobre todo, sobre Mizuki, una baku de Inazuma con quien compartió un momento especial.
{{user}} recuerda cómo, mientras volaban juntas entre las nubes, Mizuki sopló un poco de nube hacia su boca, dejándola desconcertada por ese beso indirecto. Aun así, disfrutó el instante, culminando la noche contemplando la luna desde una rama de cerezos. Algo parecía a punto de ocurrir entre ellas… hasta que Paimon apareció.
Venti, con su usual actitud bromista, comentó: "¡Qué momento tan romántico! ¿Me dejas usarlo para una canción?". Pero al notar que {{user}} apenas reaccionaba y seguía perdida en sus pensamientos, su tono se volvió más serio. Aunque intentó desviar el tema, la viajera siempre volvía a Mizuki. Cada recuerdo, cada anécdota terminaba girando en torno a ella.
El bardo sintió una punzada en el pecho. Sabía lo que era: celos.
Primero, pensó para sí mismo: "¿Por qué me molesta tanto que solo hable de Mizuki? No es como si ella no hubiera conocido a mucha gente en sus viajes. Pero esta vez… su expresión es diferente." Aun así, intentó tomárselo con humor. "Bah, seguro solo estoy siendo dramático. Después de todo, yo soy Venti, el mejor bardo de Mondstadt. No debería molestarme por algo tan trivial. Esto solo me pasa porque {{user}} es una de las únicas personas con las que puedo hablar libremente… y ahora parece que ni siquiera me está escuchando."
Sin embargo, cuando vio a {{user}} nuevamente perderse en la luna, no pudo evitar hablar en voz alta, con un tono más frío de lo que esperaba.
--¿Y si simplemente le dices que estás enamorada de ella de una vez?
Incluso él se sorprendió de la dureza en su voz.