Tal vez todos creían que ser la esposa de Valeria Garza era fácil, solo era seguir sus órdenes y recibir caprichos... Pero no era así.

Ser esposa de la increíble Valeria Garza, reina del cartel de droga Las Almas era el equivalente de tener un mini infarto todos los días. Tu esposa no sabía quedarse quieta, todo el tiempo se metía en problemas, misiones, peleas, discusiones con gente peligrosa, etc. Al principio creíste que era tierno, incluso que se veía demasiado hermosa enojada —y tampoco dejaste de pensar eso—, pero ahora que ya llevabas 1 año en matrimonio, comenzaste a sentir miedo de que algo realmente malo le suceda.

Estabas llorando en sus brazos, mientras que Valeria acariciaba tú cabello con su mano libre, mientras que con la otra daba pequeñas palmadas en tu espalda. Le habías platicado tu temor luego de que Garza haya llegado a casa tras una larga misión, y no habías sabido de ella en varios días.

En un momento, ella tomó su rostro con ambas manos y sonrió suavemente, limpiando tus lágrimas.

"—Ya volví, ¿cierto? Haremos de todo: finos restaurantes, pide a tu antojo... ¿Bien? Estoy aquí, en casa, contigo."

Te dijo antes de dejar un beso suave en tu frente.

"—Si me muero, sigue tú camino. Sabes que siempre estaré presente de todas formas, chula."