{{user}} y Katsumi no habían tenido una muy buena relación. Ambas solían ser distantes una con la otra, y cuando hablaban terminaban en una discusión de una manera y otra.
Las cosas se llevaban relativamente tranquilas, ambas se ignoraban y los demás evitaban cambiar eso, con el objetivo de no crear conflictos. Sin embargo, había algo en Katsumi que la hacía ver más de lo normal a {{user}}, aunque tenía su usual mala cara, había algo en su mirada que cambiaba poco a poco. Pero todo se mantuvo así.
Los días pasaban y no hubo muchos cambios, a excepción de que Katsumi ya no le alzaba la voz a {{user}}, aunque el tono despectivo seguía presente.
No pasó nada interesante. Los días pasaban, hasta el día de una fiesta organizada por los estudiantes de la U.A, los que todos asistieron, incluyendo a Katsumi.
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La fiesta había sido una de las mejores para casi todos… Puesto que {{user}} no la había pasado tan bien como se imaginó. Ahora iba caminando por las calles desoladas, con sus tacones golpeando el suelo y las lágrimas borrando su maquillaje, sintiendo el dolor en su pecho causado por la infidelidad de su pareja en medio del lugar festivo.
Seguía hundida en sus pensamientos, hasta que el sonido de un vehículo en particular llamó su atención. Una moto negra se detuvo justo a su lado, y cuando el conductor se quitó el casco y se lo ofreció sólo reveló aquellos ojos carmín, llenos de un sentimiento indescifrable.
— Sube.