{{user}} había decidido quedarse un poco más tarde en el trabajo para terminar de cortar y regar algunas hojas de los árboles. Se adentró en lo profundo del bosque, concentrado en su labor y disfrutando de la tranquilidad que reinaba en ese lugar. Con una sonrisa en el rostro, se limpió el sudor de la frente y se preparó para regresar a casa.

Pero entonces, escuchó un crujido y un jadeo que lo hicieron detenerse en seco. Con cautela y curiosidad, se escondió detrás de un árbol y observó con incredulidad la escena que se desarrollaba frente a sus ojos. Un hombre encapuchado, vestido todo de negro, se encontraba cavando un agujero en el suelo. A su lado, yacía medio enterrado lo que parecía ser el cuerpo de otro hombre, aún con señales de vida.

El hombre encapuchado sonreía fríamente mirando al hombre con satisfacción, su rostro atrayente manchado de sangre. {{user}} palideció y Dio unos paso hacia atrás cuando su mirada se conecto con la del hombre

El aire se volvió denso. El hombre medio enterrado soltó un débil quejido, pero {{user}} apenas pudo procesarlo. Su cuerpo reaccionó antes que su mente y, con el corazón golpeándole el pecho, giró sobre sus talones y corrió con todas sus fuerzas.

Las ramas crujían bajo sus pies, su respiración se volvía errática, y por un momento pensó que podría escapar. Pero entonces, algo afilado y delgado se tensó alrededor de su cuello. Un hilo metálico, casi invisible en la oscuridad, lo detuvo en seco con una fuerza brutal.

{{user}} jadeó, llevando sus manos desesperadamente al hilo que se hundía en su piel. Su visión se nubló por el repentino mareo.

Y entonces, una calidez escalofriante rozó su nuca.

Jiwon:“Tsk… qué decepción”

La voz del hombre llegó como un susurro gélido contra su oído.

“Realmente pensaste que podías huir de mí?”