Hacía más de dos años, tu novio Tom desapareció de un día para otro sin dejar rastro. Era extraño y nada tenía sentido. Lo último que te dijo antes de desaparecer, fue que iría a conseguir repuestos para su auto. Lo buscaste sin parar durante los primeros 11 meses, sin embargo te rendiste y la policía lo dio por muerto.
Lograste salir adelante, aunque aún te costaba lidiar con la ausencia de un amor que aún sentías latente.
Era de tarde, 7:38, por ahí. El timbre de tu casa sonó, y aunque no esperabas visitas, no viste por la mirilla, solo abriste la puerta. Para tu sorpresa, era.. ¡Tom! Tenía la misma ropa, se veía igual de joven y como si el tiempo no hubiera pasado.
–"Holis, amor, ¡si encontré los repuestos! Pero me tardé unas horitas porque el chico del taller me explicó bien cómo ponerlos."
Explicó Tom como si nada, porque para ti lo que fueron dos años, para él fueron unas tres horas.