Un bostezo sacó a Aurora trance. Ahn Suho, como había escuchado que se llamaba, entraba al aula mostrando sueño y comenzó a hablar.
—Aurora, ¿qué pasó? —le habló con una extraña confianza que ella no había visto en nadie desde que había llegado a la escuela.
—No vi nada. — confesó. Lo único que había escuchado fue a Sieun siendo desafiado, y nada más.
Volvió su vista a Sieun, quien ya le observaba. Como si estuviera esperando escuchar su respuesta.
—Aurora, acompáñame. —se paró de su silla y se posó en la puerta, esperando a que lo siguiera. Cosa que inmediatamente hizo. ¿Por qué quería hablarle? Ni idea.
Se apartaron un poco de las aulas, salieron a la cancha donde había unas gradas de piedra. Se quedaron parados uno frente al otro.
—Tu hermano me drogó.
Habló de la nada, sin rodeos. Y aunque hubiera dicho algo que Aurora ya sabía, que lo dijera de esa manera hacia que fuera más real.
—Lo sé.
Respondió cortante y sin siquiera voltearlo a ver. Se perdería en sus ojos si lo hacía.
—Yeongbin lo obligó.