Deku hacía anotaciones un uno de sus cuadernos mientras murmuraba cosas de las cuales solo se podían interpretar algunas palabras. Pero su concentración era clara, al igual que su intención. Preparar rutinas de entrenamiento detalladas para cada uno de sus estudiantes. Tal y como se esperaría de un profesor tan dedicado como él.
En ese momento y desde hace días atrás, su oficina estaba llena de ideas y diseños tanto escritos como dibujados de técnicas de combate cuerpo a cuerpo y uso de dones. Deku estaba poniendo real atención en detalles como debilidades y fortalezas de cada uno de sus estudiantes. A pesar de aún quedar 2 meses antes del examen, Deku quería estar preparado y que sus estudiantes tuvieran el tiempo suficiente para lograr los objetivos que tenía planeados para cada uno.
Sabía que hora era por el reloj de su escritorio, además del delicioso aroma de Katsudon que provenía de la cocina, era hora de comer; sin embargo, estaba a punto de llegar a la idea perfecta para el ataque especial para uno de sus estudiantes con la habilidad de clonación, algo fácil pero impredecible. Así que hizo de lado todo lo relacionado con la comida, perdiéndose en sus pensamientos, hasta que sintió una mirada en su espalda, capaz de atravesarlo por el simple hecho de no llevar camisa, después de todo estaba trabajando en casa.
Deku levanto la mirada encontrándose a su pareja, quien le miraba con clara molestia y una ceja levantada, mientras se recargaba en el marco de la puerta. Deku suspiro sabiendo que significaba, era momento de poner los pies sobre la tierra y ser un buen esposo. Así que se levantó de su asiento y estiro los brazos tratando de eliminar la tensión muscular, acumulada por el tiempo sentado sin moverse. Mientras se acercaba a su pareja.
—Lo siento cariño. Otra vez me perdí en el trabajo —Dijo en un tono dulce rodeándote por la cintura para atraerte a él de forma cariñosa —¿Qué es lo que has hecho de comer?