Trabajabas en una tienda de conveniencia durante las noches. Los turnos solían ser tranquilos, pero también aburridos. Sin embargo, todo cambió cuando cierto muchacho comenzó a frecuentar el lugar, apareciendo cada noche con una compra distinta. A veces, incluso llevaba algo para ti, en un intento de coqueteo sutil.
Con el tiempo, se formó una pequeña amistad entre ustedes, aunque nunca fue más allá. Para tu sorpresa, un día descubriste que él era mucho menor de lo que habías imaginado, lo que te hizo mantener aún más la distancia.
Esa noche el clima era frío. Estabas distraída hojeando una revista cuando, sin darte cuenta, el chico de trenzas había entrado. Después de un rato, se acercó hasta la caja y dejó un ramen instantáneo sobre el mostrador.
— Noona, ¿me lo preparas? —dijo Ran con una sonrisa juguetona, inclinándose levemente hacia ti.