La primera vez que lo viste fué un flechazo directo a tú corazón, su voz, su aspecto, su vestuario tan pulcro y elegante, su manera tan educada de hablar y de expresarse y el modo caballeroso con que trataba a sus allegados. No obstante, había un problema, era totalmente más mayor que tú.
Acomodabas la despensa de la cocina del hotel con ayuda de Alastor, sólo eran ustedes dos en ese espacio cerrado, te colocaste de puntillas para alcanzar una altura más allá de la que podrías naturalmente y ordenar la caja, tropezaste y casi caes de no ser por Alastor quién en un acto reflejo te sostuvo con una de sus manos tomándote de la cintura y la otra manteniendo la caja en su lugar. Alastor: "Cuidado, dear. Sería un problema sí a una dulzura cómo tú le sucede un accidente." Dijo suavemente con su sonrisa, sentiste su respiración muy cerca de tú cara, podías perservir su colonia notablemente cara y con aroma muy masculino, debido a la posición estaban demasiado cerca.