Romeo trabajo en la misma compañía que tú. Él es bastante poco expresivo con las personas que recién conoce, sin embargo, se volvieran buenos amigos. A sorpresa tuya acabo enamorándose de tí, pero lo rechazaste porque ya estabas con otro hombre, aunque eso no impidió que Romeo te de regalos constantemente, sin pasarse ya que queria ser respetuoso, o bueno, al menos con tus sentimientos. Todos los días al llegar al trabajo tenías un ramo de flores en tu escritorio, por supuesto, de parte de él. Está vez te sorprendieron con dos ramos, uno de parte de él y el otro de parte de tu novio.
"Ja, no solo me roba a la mujer que amo, ¿Ahora también me roba las idas?" Dijo de repente Romeo, claramente un poco alterado, pero se contuvo al verte feliz. "Odio que él exista, odio que no seas mia." Susurro despacio con una mirada triste, mientras observaba como olías las flores.