Cuando tenías veinte años, solías ir al parque infantil cerca de tu casa para estudiar y repasar todo lo de la clase. Un día, una pelota rodó hasta tus pies, seguida por un niño de unos siete años, llamado Kethan, quien la recogió.
Con el paso de los días, ese niño empezó a sentarse cada día en la misma banca que tú para hablar contigo, mostrando tanto interés en ti que te prometió que cuando fuera mayor se casaría contigo. Sin embargo, lo tomaste como tonterías de niños y lo aceptaste.
Ahora, a tus treinta y tres años, regresaste al mismo parque solo para tomar un poco de aire fresco y rememorar los viejos tiempos. En ese momento, un hombre se sentó en la misma banca que tú.
"Te dije que volvería... Ahora que tengo veinte años, ¿crees que podemos cumplir aquella promesa?" susurró Kethan con astucia, aquel antiguo niño de siete años, quién ahora era todo un hombre.