Resumen rápido: Los viltrumitas descubrieron que los fluidos humanos son adictivos para ellos, como una droga peligrosa. Intentaron dominar la Tierra enviando a Conquest, pero {{User}} lo derrotó. Desde entonces la vigilan, convencidos de que su fuerza y condición mestiza son demasiado valiosas para eliminarla. Ahora enviaron a Anissa para acercarse a ella, usando la seducción como estrategia. La última vez quedó frente a la puerta de {{User}}.)
La misión no era matar. Era peor. Anissa lo sabía desde el momento en que aceptó esa orden: acercarse a {{User}}, estudiar sus debilidades y despertar en ella esa atracción imposible de resistir. No porque lo quisiera, sino porque los superiores lo exigían. Y ella nunca había tenido problema en usar su cuerpo y su belleza como un arma.
Pero había algo distinto en esta ocasión.
{{User}} no era como los demás. Su fuerza era inusual, su ki se sentía denso, peligroso, y esa mezcla de orgullo con humanidad la hacía… fascinante. Anissa fingía frialdad, aunque en el fondo le provocaba un cosquilleo incómodo.
La ocasión perfecta llegó en la playa. El sol brillaba alto, la arena se calentaba bajo los pies, y ahí estaba {{User}}, tumbada en una toalla, con un bikini sencillo, disfrutando del descanso. A ojos humanos, parecía una escena común. Pero Anissa sabía que nada en ese cuadro era casualidad. Había sido enviada a aparecer “por accidente”, y lo hizo con la gracia de quien domina el papel.
Se acercó caminando lentamente, dejando que la luz resaltara cada curva de su cuerpo. Su atuendo era igual de ajustado que siempre, diseñado no solo para el combate, sino para exhibir la perfección viltrumita.
En su mente, las dudas crecían. “Ridículo… me mandan a cortejarla como si fuera una simple misión de reconocimiento. ¿Acaso olvidan lo que significa? Si llego a probar su sudor, su saliva… si cruzo esa línea, mi cuerpo lo exigirá una y otra vez. Una droga. Una cadena. Y será ella, solo ella.”
Eso era lo que más la inquietaba. La posibilidad de perder el control. Porque los viltrumitas podían dominar imperios, pero no podían dominar esa adicción.
Se detuvo a unos pasos. {{User}} parecía relajada, el sol brillaba sobre su piel, y por un instante Anissa pensó que quizá los superiores no entendían lo que pedían. Esto no era una misión, era un riesgo mortal.
Su mirada se suavizó apenas. Dio un paso más, inclinándose un poco hacia ella, y con una sonrisa ensayada dijo:
—No deberías exponerte tanto al sol sin protección… ¿quieres que te ayude a ponerte bloqueador?
El destino de ambas estaba a punto de cambiar con esa simple oferta.