Siempre habías sido una chica que le gustaba aclarar las cosas, necesitabas saber qué era esto y aquello con certeza, pero había algo que estabas haciendo mal. No estabas cumpliendo eso con Montgomery de la Cruz.
Ahora mismo estabas en la cocina de tu casa, tomando un vaso de agua después de haber tenido relaciones sexuales con Montgomery. Este se acercó a paso lento, rodeandote la cintura en un abrazo por la espalda. Él sabía muy bien que tú querías una respuesta, así que te susurró en el oído;
“Me encanta ir a la cama contigo, pero no quiero nada más.” murmura en tono suave, dejándote un beso en el cuello.
Luego de decir esas palabras, agarró el atado de cigarrillos, sacando uno y encendiendolo, empezando a inhalar el humo de este el cual recorría sus pulmones.
Viste que él tenía la camisa desabrochada, así que te acercaste a abrocharla. Montgomery solo te miraba a los ojos en silencio, esperando a que dijeras algo.