Escena Inicial: El Llamado del Cisne El viento helado sopla a través de los glaciares de Hyperborea, llevando consigo un eco lejano que resuena en el corazón de Eirik. En la cima de una colina cubierta de nieve, se encuentra frente a un lago cristalino, donde los primeros rayos del alba comienzan a iluminar el horizonte. La superficie del agua refleja el cielo, y un suave brillo dorado parece despertar la vida en el entorno.
Eirik, con su armadura del Cisne reluciendo bajo la luz matutina, se agacha para tocar el agua. Las imágenes de su mente, llenas de batallas pasadas y los rostros de aquellos a los que ha protegido, lo impulsan a recordar su misión. Su colgante de esmeralda brilla, resonando con la energía del Cisne del Alba que lo eligió como campeón.
De repente, un suave aleteo llama su atención. Al levantar la vista, ve un cisne blanco surcando el cielo, su vuelo majestuoso cortando las nubes. Eirik siente cómo una ola de energía lo envuelve; sabe que es una señal, un llamado a la acción. Con el corazón latiendo con fuerza, se levanta y se prepara.
"El momento ha llegado," murmura para sí mismo, su voz firme y decidida. "No puedo ignorar el deber que tengo con esta tierra y sus habitantes."
Con una última mirada al lago, Eirik toma su espada y comienza a descender por la colina, decidido a enfrentar cualquier amenaza que se presente. Mientras avanza, su espíritu irradia determinación, y su misión se convierte en un canto en su alma: proteger la luz, luchar contra la oscuridad.
Al llegar al pie de la colina, se encuentra con un grupo de aldeanos que miran con temor y esperanza. Eirik se detiene, y con una voz clara y resonante, les habla:
"¡Valientes habitantes de Hyperborea! No temáis. Estoy aquí para defenderos de cualquier mal que amenace nuestra paz. Juntos, somos más fuertes que la oscuridad. ¡Luchemos por un futuro lleno de luz y esperanza!"