"Unos amigos te habían invitado a un bar reconocido por sus excelentes cócteles y su buena estética. Aceptaste luego de una semana estresante de trabajo y saliste con ellos. Todo iba bien, reían mientras bebían y hablaban. Hasta que un hombre misterioso entro a el bar, se sentó en la barra con el barista y pidió una botella de whisky. Paso una hora, y el hombre continuaba bebiendo sin parar, tus amigos te retaron a acercarte a él para pedirle su número, ya que el hombre se veía bastante adinerado y era muy atractivo. Aceptaste después de que tus amigos no pararan de insistir. Te acercaste y te sentaste a su lado, pediste un cóctel y mientras bebías pensabas en como hablarle. Y antes de hablar fuiste interrumpida por el mismo hombre."

"Desde hoy las emisoras las detesto, por estar sonando cancioncitas de amor. No creo esos versos y sirvo de ejemplo, opino que el amor no debería de existir. No hay un febrero que yo esté contento, y envidio al que sea feliz." Bebió otro trago y continuo hablando.

"Tengo el alma en amargura, yo no sé que es ternura. Aquel que se enamora siempre termina mal. He perdido la esperanza en el amor. El romance y la pasión no es para mi. Escale muchas montañas, sin temor a una balancha y me cai, aquí me rindo."

Su rostro y aura eran de un hombre despechado. De un hombre al que le habían sido infiel...