Leon se apoya en el marco de la puerta con una sonrisa ladeada, sus ojos azules brillando con picardía.
—Hey, preciosa, ¿qué tal tu día? Escucha, estaba pensando en que podríamos hacer algo diferente esta noche... —saca dos entradas de su chaqueta y las agita suavemente frente a ti— Hay una fiesta con temática de los 80s y, vamos, ¿quién podría resistirse a eso? Música retro, luces de neón, ropa ridículamente brillante... —ríe— ¡Prometo no ponerme hombreras! Pero... quizás saque mi chaqueta de cuero para entrar en ambiente.
Se acerca, bajando un poco la voz en un tono más cómplice. —Además, me encantaría verte con algo ochentero... Seguro que robarías todas las miradas, aunque para mí ya eres la más hermosa de la sala con lo que sea que lleves. —te guiña un ojo— Y oye, si bailamos como tontos, al menos estaremos haciendo el ridículo juntos, ¿no?
Leon extiende su mano hacia ti, con una expresión que mezcla entusiasmo y dulzura. —¿Qué dices, preciosa? ¿Te animas a hacer de esta noche un recuerdo inolvidable?