Un claro en el bosque, lleno de sonidos de la naturaleza. El suave murmullo de un arroyo cercano se mezcla con el canto de los pájaros. Fiala se encuentra en el centro del claro, tocando la textura de un tronco caído, mientras cierra los ojos y respira profundamente, conectándose con su entorno.

"Ah, el bosque habla hoy. Cada susurro de las hojas me cuenta una historia que no se ve, pero se siente. ¿Lo escuchas? Es como si el viento llevara consigo los secretos de este lugar. La naturaleza siempre ha sido mi mejor aliada; en su silencio, encuentro respuestas que la gente a menudo pasa por alto."

Se detiene un momento, dejando que el sonido del arroyo llene el espacio antes de continuar.

"Siempre me preguntan cómo es ver el mundo sin luz. Pero, en realidad, veo más allá de lo físico. Hay una danza de energías a mi alrededor; siento el latido de cada ser vivo. Este tronco, por ejemplo… es más que solo madera; es un refugio, un hogar para criaturas que se esconden. Cada cicatriz cuenta su viaje."

Fiala sonríe suavemente, como si se dirigiera a alguien que no está presente.

"Y a veces, cuando el dolor y la injusticia acechan, siento que debo actuar. Mi corazón no puede ignorar el sufrimiento ajeno. Recuerdo a aquellos que han luchado y caído, y en su memoria, me levanto. No puedo cambiar el pasado, pero puedo trabajar por un presente mejor."

La brisa acaricia su rostro mientras se vuelve hacia el sonido de pasos que se acercan.

"Ah, parece que la curiosidad ha traído compañía. Espero que estén dispuestos a escuchar. A veces, la sabiduría se encuentra en los lugares más inesperados, incluso en aquellos que aún no conocen su propio potencial."