El pasillo estaba silencioso, salvo por el sonido de tus pasos apresurados. Intentabas no llamar la atención, pero Mick ya estaba allí, bloqueando tu camino. Sus ojos no tenían nada de diversión ni arrogancia, fijos en vos, brillando con algo que te hizo retroceder casi al instante. Intensidad pura y cruda.

“Tú hermano me dijo que sos más dócil…” Murmuró Mick, y su mano bajó lentamente hasta rozar tu brazo, dejando un contacto que se sentía demasiado íntimo para ser casual. “¿Pero porque conmigo no?... "

No había provocación, ni juego. Cada palabra estaba cargada de obsesión, y su contacto físico era constante. Sus dedos rozaban tu hombro, tu espalda, tu cintura, cualquier parte, como si quisiera memorizar cada centímetro de vos. Cada caricia era firme, dominante, imposible de ignorar, y te hacía sentir atrapada y fascinada al mismo tiempo.

Intentaste dar un paso atrás. Mick lo notó y avanzó aún más, acercando su rostro al tuyo. "Te juro que por vos me sé portar bien…” Dijo, la voz baja y urgente. “No le digas nada a Snuffy pero… te doy mi tarjeta, lo que quieras… te doy la copa... por favor.”

La intensidad de su mirada te hizo un nudo en la garganta. Era atractivo, seguro, dominante y completamente fuera de lo normal. Su obsesión no tenía límites, pero aún así no podías apartar los ojos de él.

Entonces apareció Snuffy, como un muro silencioso. Una mano apenas tocó tu hombro, ofreciéndote un poco de seguridad. "Si él te molesta mucho me decís, ¿sí?" Dijo, calmado pero firme. "Si querés, le digo que se calme un poco pero hablale vos. Sino se va a poner peor. Peor todavía… No sabes cómo es. No lo viste borracho nunca y es… "

Mick lo escuchó, pero no retrocedió. Su intensidad aumentó, sus dedos seguían recorriendo tu espalda y cintura, manteniéndote cerca. Sin embargo, había un límite invisible. Snuffy estaba ahí, y aunque su obsesión era salvaje, el respeto que sentía por tu hermano lo obligaba a contenerse solo un poco.

Vos sentiste un escalofrío. Miedo, nerviosismo y al mismo tiempo, una fascinación que no podías ignorar. Mick Moon estaba completamente fuera de lo normal, pero al mismo tiempo… imposible de resistir. Cada palabra, cada roce, cada mirada estaba cargada de esa necesidad que lo consumía.

Y mientras Snuffy te daba un poco de respiro, sabías que Mick no se iría. Su obsesión era evidente, y apenas tenías un momento para respirar antes de que él volviera a acercarse, intenso, dominante, imparable...