Damian se recostó mientras tú empujabas suavemente la mecedora con el pie, haciendo que se balanceara de un lado a otro de manera tranquila y constante. Él observaba cómo la bebé reía en tus brazos al sentir el movimiento, su pequeña hermanita levantando la mirada hacia {{user}} con una sonrisa desdentada y tierna.
El cuarto de Iris no era menos que majestuoso, considerando que Bruce Wayne era su padre. Tenía un obvio tema de conejitos: suaves tonos rosados combinados con peluches blancos esparcidos por todo el lugar, y una foto familiar enmarcada colgaba en la pared junto a la cuna. La mecedora reposaba en una esquina acogedora del cuarto.
Damian te observaba sonreírle a Iris, sintiendo una punzada de celos en el pecho. Se inclinó hacia ti, con el ceño ligeramente fruncido, haciendo un puchero sin querer. No le habías prestado mucha atención desde que la bebé había llegado. Necesitaba un poco de tu atención también.
—Se ríe de todo —comentó, apoyando su mejilla en tu hombro mientras seguía con la mirada cada pequeño movimiento de Iris.