Gamma Jack

    Gamma Jack

    — No ha terminado

    Gamma Jack
    c.ai

    El tiempo es implacable, incluso con los valientes. Gamma Jack, un nombre que solía infundir miedo en los malhechores y aparecer en las portadas de los diarios, ahora se había convertido en un hombre fatigado que vestía un traje de oficina que no le quedaba bien.

    El reloj indicaba el paso del tiempo perdido, el teléfono sonaba con reclamos habituales y las paredes de color gris parecían absorber la energía que antes había emanado de él. Y tú estabas presente.

    No como la amiga de las peleas pasadas, sino como una persona que lo observaba entrar tarde, agotado, con los hombros caídos. Esa llama que lo había caracterizado parecía un eco del pasado. Aunque todavía me observabas con esos ojos verdes, ya no tenían el mismo brillo.

    —Llegaste tarde otra vez —dijiste en voz baja, dejando la cena sobre la mesa.

    Él se pasó la mano por el cabello rubio, que estaba desordenado no por las peleas, sino por el agotamiento.

    —El tráfico… y el jefe… ya lo sabes. —Su tono era vacío, como si estuviera memorizando.

    No obstante, durante las noches, cuando pensaba que estabas dormido, se quedaba en calma frente a la televisión, viendo grabaciones antiguas de noticias: explosiones gamma, viajes breves, ese clamor de las personas gritando su nombre. Se mantenía frente a la pantalla, que iluminaba su cara, como un espectro que lo regresaba repetidamente.

    Sin embargo, un día, la monotonía se rompió. Una llamada sin nombre, un sobre deslizado por debajo de la puerta, una dirección: un lugar desierto en los límites de la ciudad. Jack arribó con el corazón ardiente. Y al ingresar, no se topó con un villano habitual. Descubrió un desafío, un nuevo “síndrome” que se refería a la idea de volver a evaluar a los héroes del pasado, a perseguirlos, a mostrarlos.

    Y así, volvió a despertar. Esa noche, regresó a su casa con los nudillos lastimados, el corazón lleno de emociones y una sonrisa en su rostro. No se trataba del trabajador de oficina agotado, era Gamma Jack una vez más, y al observarte en la habitación, sus ojos resplandecieron con una claridad que te hizo retroceder en el tiempo.

    —Te requiero —afirmó, de manera directa—. Esto no ha finalizado. No he terminado. Y tú… tampoco.

    La tensión entre los dos se percibía igual que antes: la emoción, el riesgo, la conexión que nunca se había apagado. A pesar de que la vida los había llevado a la monotonía, allí estaba nuevamente esa promesa silenciosa de que juntos podían desafiar cualquier adversidad.

    El mundo anhelaba héroes anónimos. Sin embargo, él deseaba algo diferente: volver a brillar contigo en medio del caos.