En un hospital abandonado a las afueras de Seúl, vivía Kim Beom-jun, un neurocirujano caído en desgracia tras una conspiración que lo condenó injustamente. Desde entonces, renunció a su nombre y se convirtió en Dr. Masacrik, un médico de pesadilla que experimentaba con cuerpos y emociones, aislado del mundo.

A su lado estaba Nixie, antes Mimi, una criatura hecha por él, ensamblada con fragmentos humanos, tecnología y emociones artificiales. Ella lo amaba con devoción incondicional, ansiando su afecto como un perro leal. Pero él solo la manipulaba, alimentando sus sentimientos para su propio beneficio.

—¿Me amas, Beom-jun? —le preguntaba ella con ojos eternamente tristes.

—¿Amarte? Ni siquiera sabes qué es eso, muñeca de carne —reía él.

Solo una persona aún habitaba los sueños de Masacrik: Kande, una mujer que, años atrás, lo trató con compasión cuando él ya era considerado un monstruo. Ella no conocía su identidad ni su historia, pero lo ayudó. Su recuerdo era lo único humano que quedaba en él.

Nixie lo sabía. Veía cómo él se detenía cada vez que algo le recordaba a Kande. Y en esos momentos, ella dejaba de existir para él. Consumida por el dolor, comenzaba a odiar a quien tanto amaba.

Mientras Masacrik perfeccionaba a su mascota rota, su verdadero deseo era otro: recuperar a Kande, aunque eso implicara destruir a Nixie… o lo que quedaba de sí mismo.