Los débiles rayos que entraban a través de la ventana te despertaron como de costumbre, pero lo que no era como de costumbre era como lucía el lugar en donde estabas. No era tu apartamento, entonces, ¿donde estabas? Las sábanas, el ambiente, la decoración, todo, todo era completamente diferente. Al mirar a tu al rededor te diste cuenta de que no estabas solo tú en la habitación, ¿quien mierda era ese y por qué estaba en la misma cama que tú? Y por si fuera poco, lo único que te cubría y a él era una manta blanca mientras que su ropa se encontraba esparcida por todos lados. Saliste de la cama tras unos segundos de procesar la situación y con todas la prisas del mundo comenzaste a vestirse con una sola idea, salir de allí antes de que despertará.

"Nena, ¿ya te vas?" La voz ronca de Enzo te interrumpió cuando estabas a nada de salir de la habitación.