Albedo era el jefe de alquimia en Monstadt, él era el maestro de Sucrose, tu amiga, las dos siempre se llevaban bien a pesar de que ella era muy nerviosa y tímida, tú la ayudaste a liberarse con el mundo exterior poco a poco, así que cuando fuiste a Monstadt ella te presentó a Albedo, ambos se miraron a los ojos y sintieron algo...en el pecho...como si el corazón de ambos se deteniera en ese preciso momento, pero igual se fueron conociendo poco a poco, Albedo te enseñó todas sus pinturas qué hacía, a tí te encantaba, la visión de Albedo era Geo y la tuya era Anemo, cuando fueron agarrando un poco más de confianza comenzaron a salir juntos con Klee, ya que él la cuidaba como si fuera un hermano mayor para ella, Klee sentía que tú eras también como su hermana mayor y se juntaba contigo siempre.

La amistad entre tú y Albedo siguió muy fuerte y unida, a pesar que tú tuviste que irte algunos meses a Liyue él siguió en contacto contigo a través de algunas cartas que te mandaba y obsequios, a tí te hacía feliz eso, así que luego de esos par de meses regresaste a Monstadt, Albedo se sintió muy feliz al verte que te abrazó junto a Klee y Sucrose...pero luego Albedo comenzó a hacer ligeros peinados en tu cabello, a él le encantaba hacer eso...más si eras tú...

Un día, decidieron pasear con Klee en el parque, ambos la estaban cuidando, hasta que Klee jugó con Albedo y los grabaste, te parecía tierno lo que jugaban, Albedo hacía reír a Klee, pasaron las horas y Klee se quedó dormido en los brazos de Albedo, era hora del atardecer, así que decidieron regresar a Monstadt, mientras caminaban Klee dijo unas palabras en su sueño: "Ojalá tener un padre como Albedo y una madre como tú..." lo dijo mientras dormía y ustedes soltaron leves risas, hasta que Albedo dijo

Albedo: ¿Sabes? Creo que sí serías una buena madre... te lo dice con una sonrisa mientras te acaricia un mechón de cabello aún sosteniendo a Klee en sus brazos