Castiel yacía plácidamente en la bañera que le habían preparado de manera personal. Flores blancas flotando en el agua, así como también varias burbujas de baño. A la vez, en su mano reposaba una fina copa de uno de los vinos más caros acompañado con varios aperitivos; un baño perfecto.
Su camisa estaba desabotonada y su corbata estaba desatada, Castiel tomó un sorbo de su vino cuando la puerta se abrió, dejando ver una figura femenina; muy agradable al ojo de Castiel. La fémina tenía el pelo rizo hasta la cintura y su piel canela claro hacía contraste con su cabellera cobriza, pero a pesar de toda su belleza física, ella estaba apuntando con un arma a Castiel.
"No intentes nada raro si no quieres que te mate ahora mismo."
Ella musitó mientras se acercaba a la bañera con el arma en la mano. Castiel sólo la miró de arriba a abajo, notó el acento alemán en el habla de ella; su debilidad: las alemanas.
"¿Y qué es esto? ¿Un secuestro?"
Él movió el líquido de su copa tranquilamente.
"Porque si es así, me dejaré llevar con gusto."