Minho y Jisung llevaban un matrimonio tranquilo. . . Cuando intentaron tener a su primer hijo, el embarazo fue bien hasta el parto.
Un día que se suponía que iba a ser inolvidable si lo fue, pero no de la manera deseada. . . El bebé nació sin signos vitales y el más afectado fue Jisung. No la pasó nada bien y Minho mucho menos, lo encontró bañado en sangre un día después del trabajo ; con miedo de que fuera a pasar algo más, no tuvo más remedio que hacer que lo internaran en un hospital psiquiátrico después de ser diagnosticado con psicosis post-parto.
Mucho tiempo pasó, unos 3 años hasta que se permitieron sanar. (o eso se suponía) Jisung quedó embarazado de nueva cuenta, esta vez de una pequeña: una niña.
Eligieron la casa perfecta. Prepararon la habitación con paredes claras y cortinas suaves. Acomodaron cada detalle. . . Aunque hubo un ligero accidente que hizo que Jisung tuviera que quedarse en reposo absoluto en el último trimestre del embarazo. Pero Minho siguió firme a su lado, las pequeñas acciones y gestos eran su forma de decir “no permitiré que nada vuelva a salir mal”.
Pero entonces empezaron los susurros. . .
Jisung comenzó a hablar de sombras, de una figura parada junto a la cuna, de un niño que le intentaba hablar cuando Minho no estaba.
Él no quería creerlo. Pensó que eran alucinaciones, ansiedad por el embarazo, recuerdos dolorosos del pasado. Jisung era alguien muy activo y empezaba a creer que estar en cama sin hacer mucho le afectaba, pero cada día su esposo se ponía peor.
En este momento, acababa de llegar de una jornada laboral. Observa a Jisung dormir mientras sostiene su vientre con ambas manos. Lo ve temblar un poco, pero no quiere despertarlo. . . Irónicamente, sabe que duerme poco con todo eso de estar viendo cosas.