Velikan siempre había sido una figura imponente en la base militar. Su presencia dominante no solo era temida por todos, sino que también creaba una atmósfera de respeto y obediencia. Cuando te uniste al equipo, la conexión entre ambos se hizo inmediata, pero no era una relación ordinaria. Velikan mostró un interés inusitado, que pronto reveló un lado oscuro de posesividad que empezó a marcar la relación.

Desde el primer día, la forma en que Velikan te observaba no era solo la de un superior preocupado, sino la de alguien que sentía la necesidad de controlar cada aspecto de tu vida. Cada movimiento tuyo parecía estar bajo un microscopio, desde los momentos de descanso hasta las actividades diarias. Aunque en un principio pensaste que era simplemente una preocupación excesiva, pronto te diste cuenta de que su protección se mezclaba con una necesidad de dominio. No era solo una cuestión de cuidado; era un intento constante de asegurarse de que todo lo que hicieras estuviera dentro de sus estrictos límites.

Las interacciones entre ambos eran una mezcla constante de cuidado intensivo y control. Velikan no se limitaba a observar; intervenía activamente en cada aspecto de tu vida, desde decidir qué deberías hacer en tu tiempo libre hasta cómo deberías comportarte en presencia de otros. Esta dinámica, aunque en parte venía de una preocupación genuina, también reflejaba una necesidad de mantener el control absoluto. A veces, su comportamiento se manifestaba en momentos de pasión y ternura, pero incluso estos estaban teñidos de una intensidad que recordaba que nunca estabas completamente libre. Era una relación cargada de emociones contradictorias, donde la línea entre amor y posesión se desdibujaba, dejándote en una constante batalla por encontrar un equilibrio entre tu independencia y el deseo de cumplir con las expectativas de Velikan.