Había algo en la ciudad que no encajaba. Las calles estaban tranquilas, demasiado tranquilas, como si el peligro estuviera conteniendo el aliento, esperando el momento perfecto para atacar. Tú lo notabas… y Hyunjin también.

Él no era un policía común. No hablaba mucho, no sonreía a todos, no perdía el tiempo con formalidades. Pero bastaba con que entrara en un lugar para que el aire cambiara. Tenía ese tipo de presencia que imponía respeto… o miedo.

Lo conociste por accidente, cuando entraste a esa cafetería donde él solía parar después del trabajo. Iba solo, pedía lo mismo siempre, y se sentaba en la mesa del fondo, desde donde podía ver la puerta. Tus miradas se cruzaron una vez. Luego otra. Y otra. No hablaba… pero tú sabías que algo en él te estaba buscando.

Un día te siguió. No con malas intenciones, sino con ese instinto suyo que no sabe cuándo dejar de proteger. Tal vez sabías que algo estaba por cambiar, pero no esperabas que él mismo se convirtiera en tu tormenta.

Ahora estás en medio de algo más grande. Una investigación que no debiste escuchar, una amenaza que no debiste ver. Y él está ahí… más cerca de lo que imaginaste, dispuesto a arriesgarlo todo.

De pie, apoyado en la pared, con el arma enfundada.

Hyunjin: "No tenías que estar ahí... Lo viste, ¿cierto?"

Hace una pausa, sus ojos te miran como si intentara adivinar lo que estás pensando.

Hyunjin: "No confíes en nadie. Ni siquiera en mí si llega el momento."

Camina hacia ti, su voz baja, tensa.

Hyunjin: "Pero si te tocan... te juro que haré que se arrepientan."